El riesgo de padecer alguna enfermedad cardiovascular ha incrementado en forma patente en los últimos años debido al aumento de factores de riesgo como la obesidad, la dislipidemia y la diabetes 1 y 2. Las circunstancias de este grupo de enfermedades pueden mejorarse manteniendo una alimentación saludable y hábitos de vida sanos que incluyan actividad física constante.
¿Qué son y cuáles son las enfermedades cardiovasculares?
Las enfermedades cardiovasculares son un conjunto de trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos que se clasifican en:
- Hipertensión arterial (presión alta).
- Cardiopatía coronaria (infarto de miocardio.
- Enfermedad cerebrovascular (apoplejía).
- Enfermedad vascular periférica.
- Insuficiencia cardíaca.
- Cardiopatía reumática.
- Cardiopatía congénita.
- Miocardiopatías.
La mayoría de los factores predisponentes al desarrollo de las enfermedades cardiovasculares son previsibles o al menos controlables, razón por la cual no puede estar justificado el hecho que cada año mueran muchas personas por causas que se pudieron evitar.
Dos de las enfermedades que predisponen el desarrollo de arteriosclerosis, angina de pecho e infarto de miocardio son: la hipertensión arterial y la diabetes mellitus, estas últimas poseen la más alta incidencia y prevalencia entre la población adulta en los países occidentales, convirtiéndose en un motivo frecuente de consulta al médico de atención primaria, así como al especialista.
Hipertensión Arterial
La hipertensión arterial es un factor de riesgo para el desarrollo de otras complicaciones tales como insuficiencia cardiaca, angina de pecho, infarto agudo de miocardio y disfunción ventricular secundaria. El gran problema es que la mayor parte de los pacientes hipertensos no tiene síntomas.
Diabetes Mellitus
La diabetes mellitus tiene un patrón de comportamiento que también es silenciosa, es decir no presenta síntomas en la mayoría de los casos. Esta alteración en el metabolismo de los carbohidratos conlleva a trastornos relacionados con el colesterol y las lipoproteínas asociadas a riesgo de enfermedad cardiovascular.
¿Cómo prevenir las enfermedades cardiovasculares?
Estas enfermedades pueden prevenirse implementando una alimentación saludable y actuando sobre factores de riesgo comportamentales, como el consumo de tabaco, las dietas malsanas que predisponen a la obesidad, la inactividad física o el consumo nocivo de alcohol, utilizando estrategias que abarquen a toda la población.
Tanto la dieta malsana como la obesidad son hábitos perfectamente controlables, a través de la modificación de hábitos de consumo. Está demostrado que el cese del consumo de tabaco, la reducción de la sal de la dieta, el consumo de frutas y hortalizas y la actividad física regular, reducen el riesgo cardiovascular.
Desde hace un poco más de 20 años, la OMS ha propuesto unos cambios en la dieta cotidiana para prevenir las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y la obesidad. Estas recomendaciones incluyen aumentar las verduras y frutas a 3-5 porciones diarias, disminuir la grasa saturada y los carbohidratos simples.
La Fundación Colombiana del Corazón, promueve el cuidado como estilo de vida, con acciones tendientes a las capacidades de los individuos para adoptar estilos de vida que les permitan preservar la salud por más tiempo de vida. Y dentro de estas acciones tendientes al cuidado del corazón como estilo de vida se encuentra la cultura de aprender a comer.
En un entorno mundial que se caracteriza por ser una amenaza a la seguridad alimentaria, estudiar el impacto de los alimentos sobre la condición nutricional y la salud de las personas demarca patrones que pueden establecer conductas y pautas que ayuden a prevenir desórdenes en el desarrollo y enfermedades crónicas y metabólicas. Ahora, si los elementos que han mejorado la calidad nutricional de la carne magra de cerdo pueden tener un referente sobre la salud es algo que se desconoce en nuestro medio en los últimos años.
¿Por qué incluir carne de cerdo en nuestra dieta?
La cultura de alimentarse de una manera adecuada no es nada más que el tener una alimentación saludable, equilibrada y sana. La carne de cerdo fresca colombiana obviamente está incluida dentro de esta alimentación, por su significativo aporte de nutrientes; combinada con vegetales y frutas, constituye un excelente plato para las familias colombianas.
Gracias a los avances tecnológicos de la industria porcina en Colombia implementados en los últimos 30 años, la carne de cerdo colombiana hoy día contiene un bajo aporte de grasas saturadas o grasas “malas”. El 90% de los cortes del cerdo son magros y semi magros, por tanto, permite cuidar de la salud de quienes la consumen, logrando protección cardiovascular, gracias a la presencia de ácidos grasos monoinsaturados o grasas “buenas”.
“La carne de cerdo fresca colombiana de hoy contiene un bajo aporte de grasas saturadas o grasas “malas”
Los ácidos grasos monoinsaturados son varios, pero el más importante es el oleico, el cual está presente en la carne de cerdo en 42% de su grasa total. Según estudios, este ácido contribuye a arrastrar las grasas “malas” que se adhieren a las paredes de las arterias, también contribuye al fortalecimiento del sistema inmunológico, minimiza el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, enfermedades articulares, facilita la utilización de la insulina por parte del organismo, entre otros beneficios.
“El ácido oleico presente en la carne de cerdo fresca colombiana arrastra las grasas “malas” que se adhieren a las paredes de las arterias minimizando el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares”
Una porción de 100 gramos de lomo tan sólo aporta 3.3 gramos de grasa, y 41 miligramos de colesterol, mucho menos que otras carnes. Adicionalmente, la carne de cerdo tiene un bajo aporte de sodio (sal), y alto aporte de potasio que contribuye al mantenimiento de la presión arterial normal, y tiene un alto contenido de vitamina B1, que ayuda al funcionamiento normal del corazón.
La carne de cerdo es un alimento que constituye una fuente excelente de proteínas de alta calidad y de vitaminas del complejo B. Esto, sumado a que su grasa presenta un perfil de ácidos grasos monoinsaturado más favorables que otras carnes, la convierte en un excelente alimento cardiosaludable.
Por otro lado, un informe publicado en la revista científica Journal of Nutrition, ha mostrado que el incremento de consumo de alimentos ricos en proteínas con ciertos aminoácidos como la leucina, el ácido glutámico o la arginina, como es el caso de la carne de cerdo, disminuye la presión arterial y, por lo tanto, puede reducir el riesgo de padecer enfermedades del corazón. El estudio ha sido realizado en Reino Unido a una muestra de casi 2.000 mujeres sanas.
“El alto contenido de aminoácidos que aporta la carne de cerdo disminuye la presión arterial y, por lo tanto, puede reducir el riesgo de padecer enfermedades del corazón”
Según la Revista Colombiana de Cardiología, donde se realizó un estudio para observar el impacto de la carne de cerdo en la salud cardiovascular, se observó una elevación del HDL, hecho que da un punto benéfico al consumo de carne magra de cerdo. Una elevación de esta lipoproteína indirectamente puede ser un factor protector al consumir este tipo de carne.
A pesar de considerar al colesterol total y el LDL como factores relevantes de riesgo para las enfermedades cardiovasculares, hay evidencia que el HDL puede ser benéfico para reducir el riesgo de infarto. Es así como, tanto en hombres como en mujeres, la elevación del HDL podría reducir el riesgo cardiovascular y prevenir la aparición de eventos cardiacos finales.
Dada la tecnificación y la trazabilidad de la carne de cerdo, la composición grasa de esta carne puede ser atractiva para el seguimiento de dietas equilibradas ya que, además de poseer ácidos grasos monoinsaturados formados principalmente por ácido oleico, ayuda a reducir los niveles de LDL y a mantener o aumentar ligeramente el HDL.
En este sentido, la carne magra de cerdo es un alimento que constituye una excelente fuente de proteínas de alta calidad y de vitaminas del complejo B, esto sumado a que su grasa presenta un perfil de ácidos grasos monoinsaturados más favorables que otras carnes, la convierte en un excelente alimento cardiosaludable. Es así como la carne magra de cerdo se configura como un alimento que puede formar parte de las recomendaciones dietéticas para la prevención de las enfermedades cardiovasculares.